En
un interesante artículo de Carlos Raimundi, publicado en Página /12 del 15 de abril, se afirma que “…el anterior gobierno
argentino [el de Cristina] no perdió las elecciones por falta de autocrítica o
por errores que seguramente se cometieron, sino por la magnitud del aparato de
poder que lo enfrentó”. Raimundi plantea esto en relación a la postura equívoca
de aquellos dirigentes que cargan las tintas hoy día contra Cristina, en el
marco de una ofensiva derechista generalizada contra los proyectos
nacional-populares y sus líderes en Sudamérica. Coincido plenamente. La derrota
del movimiento nacional en nuestro país es expresión de una ofensiva
oligárquico /burguesa que presionaba de modo implacable para “normalizar” el
capitalismo argentino. Esto es, para expropiar el ahorro nacional, bajar el
costo laboral, y reorientar la expansión capitalista nuevamente hacia la
valorización financiera.
La
fuga de la inversión, diversas formas de boicot instrumentadas por los sectores
propietarios más concentrados, en un marco de complicación del contexto
económico internacional desde el año 2009, prepararon el escenario de la
restauración conservadora. No es la primera vez que sucede, ni es algo
privativo de la Argentina. De hecho, como bien plantea Raimundi, es parte hoy
de un plan generalizado para toda la región, convergente con el redespliegue
imperial estadounidense para enfrentar a sus competidores en otras zonas del
mundo.
El
foco puesto en los “errores” cometidos, esconde a veces un ataque mal
disimulado al liderazgo de Cristina, al tiempo que deja en un cono de sombra a
los poderosos intereses que se alzaron contra el proyecto nacional. Y quedan
nublados del mismo modo los desafíos que tocará enfrentar en una nueva etapa,
puesto que los intereses oligárquicos no piensan irse a ningún lado. ¿Qué se
piensa hacer con la lucha emprendida en los años anteriores en pos de la
democratización de la comunicación audiovisual? ¿Olvidar todo e implorar el
perdón de Magneto? El gobierno de Macri deja esos conglomerados más fuertes.
Cuestiones medulares como esa, implican necesariamente un balance serio de la
experiencia kirchnerista; balance que no puede ser reemplazado por las
especulaciones de dirigentes que encubren sus deseos de “jubilación” para una
de las más importantes líderes de nuestra región. Como si los líderes de esa
talla nacieran todos los días de un repollo…
Germán Ibañez
No hay comentarios:
Publicar un comentario