Publicado el 9 de Octubre de 2011 Por
Mientras la prensa canalla las sigue hostigando, las Madres organizaron desde su universidad el I Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano, durante dos días, con más de 300 ponencias y decenas de debates. La presencia de Tiempo Argentino.
Durante dos días, el Centro de Investigaciones de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (CIPPLA-UPMPM) llevó adelante el
I Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano, donde se abordaron diferentes temas, entre ellos, “procesos de liberación y Derechos Humanos”, “movimientos sociales y prácticas emancipatorias” e “independencia y procesos históricos de subjetivación política”.
De los paneles participaron especialistas de las universidades de La Plata, Lanús, Morón, General Sarmiento, Comahue, de Rosario, la Arturo Jauretche, la UBA, el CONICET y académicos extranjeros, además del plantel docente de la propia UPMPM. En las distintas mesas, hubo más de 300 ponencias y decenas de debates, uno más interesante que el otro.
Es probable que las noticias sobre este congreso sean prolijamente ignoradas por la prensa hegemónica. Al fin y al cabo, desde que estalló el escándalo Schoklender, la intencionalidad evidente –aunque no enunciada– de esos mismos medios fue asociar a Hebe y las Madres a todos los males de este mundo, sin registrar que ellas siguen adelante con su radio, su revista ¡Ni un paso atrás! (que Tiempo Argentino abraza una vez al mes en el kiosco), su universidad, sus seminarios y congresos.
Cuando amaine la tormenta mediática, cuando ceda el ataque salvaje a los pañuelos, nadie sabe qué pasará con los fiscales de ocasión que intentaron despellejarlas. ¿Acaso se los recordará por haber sido feroces con señoras de 80 a 99 años en su guerra prolongada contra el satánico kirchnerismo? Quizá. Eso, si es que antes no retornan al rincón insignificante que la historia les reserva. A ellas, en cambio, las encontrarán donde siempre: en el corazón de los millones de argentinos que aprendimos de su ejemplo de que la distancia entre lo posible y lo imposible sólo se acorta cuando nos ponemos a caminar.
Tiempo estuvo el jueves en la Plaza, junto a ellas, en el relanzamiento de la revista. También en este congreso, donde Cynthia Ottaviano (jefa de Investigaciones del diario), Víctor Ego Ducrot (nuestro columnista y profesor de la Universidad de la Plata), Pablo Caruso (director artístico de la Radio de las Madres) y quien esto escribe animaron el panel “La comunicación social como producción política de sentidos”.
Vamos a extractar algunas de las cosas que se dijeron ante el repleto Auditorio Juana Azurduy de la universidad.
Dijo Caruso: “La comunicación es política. Porque si es social, es política. Y esta no sólo se da en los medios: hay una disputa entre el sentido que estos proponen y el fondo de experiencias que va adquiriendo la propia sociedad. Eso pudimos verlo, sobre todo, en el resultado de las primarias. Es interesante señalar el fenómeno de lo local, de la micropolítica y de la capilaridad en torno a la comunicación, en ese contexto.”
Dijo Drucot: “Hay una relación dialéctica entre producción de sentido y disciplinamiento social. La producción de sentido busca generar consenso alrededor de un sistema de ideas y valores. La comunicación es una herramienta para que la mayor cantidad de personas adopten las ideas de ese sistema sobre lo justo y lo injusto, lo bello y lo feo, en definitiva, para instalar qué es el bien y qué es el mal. En nuestro país, el periodismo es hijo de la modernidad oligárquica, que nace con un genocidio como fue la Campaña del Desierto. El actual de carácter monopólico es también hijo de otro genocidio: el que silenciaron Clarín y La Nación para quedarse con Papel Prensa.”
Dijo Ottaviano: “Hay un libro, de 1970, editado por el Sindicato de Luz y Fuerza, que se llama La Prensa: Cien años contra el país. Allí se analizaron 36 mil editoriales del diario. Desde el prólogo, Arturo Jauretche concluye que el trabajo desnuda la estructura del coloniaje mental, algo más difícil de quebrar que el coloniaje económico. Como se ve, hay una historia previa del estudio del discurso del poder y la colonización de la subjetividad social por parte de este. Eso también hicimos desde Tiempo Argentino cuando analizamos un período de un año y medio de tapas de Clarín y descubrimos que 347, el 78%, eran negativas, y que las palabras más utilizadas estaban asociadas al caos y a la catástrofe.”
El debate duró dos horas largas. Lo publicado es una síntesis breve, hasta podría decirse arbitraria y brevísima, fruto del borroneo en un anotador, y vaya esto como disculpa a los expositores, que dijeron varias cosas más, todas interesantes. Pero la intención de esta columna era comentarles una actividad maravillosa, organizada por las Madres. Queríamos, desde este pequeño pero indomable proyecto periodístico, dejar testimonio de que pese a todo, nuestras Madres están de pie.
Sí, de pie, como se pusieron los asistentes para aplaudir a Hebe cuando entró al auditorio. Por la noche, ella misma cerró el congreso junto al historiador Norberto Galasso, la pensadora latinoamericana y doctora en Filosofía, Isabel Rauber; y el sociólogo Aritz Recalde. Mañana podrán leer la crónica en nuestras páginas.
Fuente: Tiempo Argentino
Mientras la prensa canalla las sigue hostigando, las Madres organizaron desde su universidad el I Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano, durante dos días, con más de 300 ponencias y decenas de debates. La presencia de Tiempo Argentino.
Durante dos días, el Centro de Investigaciones de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (CIPPLA-UPMPM) llevó adelante el
I Congreso de Pensamiento Político Latinoamericano, donde se abordaron diferentes temas, entre ellos, “procesos de liberación y Derechos Humanos”, “movimientos sociales y prácticas emancipatorias” e “independencia y procesos históricos de subjetivación política”.
De los paneles participaron especialistas de las universidades de La Plata, Lanús, Morón, General Sarmiento, Comahue, de Rosario, la Arturo Jauretche, la UBA, el CONICET y académicos extranjeros, además del plantel docente de la propia UPMPM. En las distintas mesas, hubo más de 300 ponencias y decenas de debates, uno más interesante que el otro.
Es probable que las noticias sobre este congreso sean prolijamente ignoradas por la prensa hegemónica. Al fin y al cabo, desde que estalló el escándalo Schoklender, la intencionalidad evidente –aunque no enunciada– de esos mismos medios fue asociar a Hebe y las Madres a todos los males de este mundo, sin registrar que ellas siguen adelante con su radio, su revista ¡Ni un paso atrás! (que Tiempo Argentino abraza una vez al mes en el kiosco), su universidad, sus seminarios y congresos.
Cuando amaine la tormenta mediática, cuando ceda el ataque salvaje a los pañuelos, nadie sabe qué pasará con los fiscales de ocasión que intentaron despellejarlas. ¿Acaso se los recordará por haber sido feroces con señoras de 80 a 99 años en su guerra prolongada contra el satánico kirchnerismo? Quizá. Eso, si es que antes no retornan al rincón insignificante que la historia les reserva. A ellas, en cambio, las encontrarán donde siempre: en el corazón de los millones de argentinos que aprendimos de su ejemplo de que la distancia entre lo posible y lo imposible sólo se acorta cuando nos ponemos a caminar.
Tiempo estuvo el jueves en la Plaza, junto a ellas, en el relanzamiento de la revista. También en este congreso, donde Cynthia Ottaviano (jefa de Investigaciones del diario), Víctor Ego Ducrot (nuestro columnista y profesor de la Universidad de la Plata), Pablo Caruso (director artístico de la Radio de las Madres) y quien esto escribe animaron el panel “La comunicación social como producción política de sentidos”.
Vamos a extractar algunas de las cosas que se dijeron ante el repleto Auditorio Juana Azurduy de la universidad.
Dijo Caruso: “La comunicación es política. Porque si es social, es política. Y esta no sólo se da en los medios: hay una disputa entre el sentido que estos proponen y el fondo de experiencias que va adquiriendo la propia sociedad. Eso pudimos verlo, sobre todo, en el resultado de las primarias. Es interesante señalar el fenómeno de lo local, de la micropolítica y de la capilaridad en torno a la comunicación, en ese contexto.”
Dijo Drucot: “Hay una relación dialéctica entre producción de sentido y disciplinamiento social. La producción de sentido busca generar consenso alrededor de un sistema de ideas y valores. La comunicación es una herramienta para que la mayor cantidad de personas adopten las ideas de ese sistema sobre lo justo y lo injusto, lo bello y lo feo, en definitiva, para instalar qué es el bien y qué es el mal. En nuestro país, el periodismo es hijo de la modernidad oligárquica, que nace con un genocidio como fue la Campaña del Desierto. El actual de carácter monopólico es también hijo de otro genocidio: el que silenciaron Clarín y La Nación para quedarse con Papel Prensa.”
Dijo Ottaviano: “Hay un libro, de 1970, editado por el Sindicato de Luz y Fuerza, que se llama La Prensa: Cien años contra el país. Allí se analizaron 36 mil editoriales del diario. Desde el prólogo, Arturo Jauretche concluye que el trabajo desnuda la estructura del coloniaje mental, algo más difícil de quebrar que el coloniaje económico. Como se ve, hay una historia previa del estudio del discurso del poder y la colonización de la subjetividad social por parte de este. Eso también hicimos desde Tiempo Argentino cuando analizamos un período de un año y medio de tapas de Clarín y descubrimos que 347, el 78%, eran negativas, y que las palabras más utilizadas estaban asociadas al caos y a la catástrofe.”
El debate duró dos horas largas. Lo publicado es una síntesis breve, hasta podría decirse arbitraria y brevísima, fruto del borroneo en un anotador, y vaya esto como disculpa a los expositores, que dijeron varias cosas más, todas interesantes. Pero la intención de esta columna era comentarles una actividad maravillosa, organizada por las Madres. Queríamos, desde este pequeño pero indomable proyecto periodístico, dejar testimonio de que pese a todo, nuestras Madres están de pie.
Sí, de pie, como se pusieron los asistentes para aplaudir a Hebe cuando entró al auditorio. Por la noche, ella misma cerró el congreso junto al historiador Norberto Galasso, la pensadora latinoamericana y doctora en Filosofía, Isabel Rauber; y el sociólogo Aritz Recalde. Mañana podrán leer la crónica en nuestras páginas.
Fuente: Tiempo Argentino
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