lunes, 14 de noviembre de 2011

Cristina y la comunicación democrática y popular

 Publicado en "Señales Populares" N° 29, noviembre de 2011

El triunfo arrasador de Cristina en su reelección como Presidenta de la Nación obedece a muchas causas. Aquí nos interesa poner de relieve que ese resultado electoral es expresión de un claro liderazgo democrático-popular, que logró sortear los peligros de la avanzada destituyente de 2008 y revertir la demonización de su figura impulsada fundamentalmente por los monopolios de la comunicación. Justamente es en el terreno de la comunicación donde se libró una de las más importantes batallas y terminó de consolidarse el carácter del kirchnerismo como movimiento nacional. Cada época plantea desafíos que, aunque tengan raíces históricas, se presentan en configuraciones originales. Así, la secular tarea de la autodeterminación nacional se presentó en este tiempo histórico de la mano de la independencia frente a los organismos financieros internacionales y del avance del proceso de integración /unión de Nuestra América, especialmente a través de la construcción de UNASUR. Y la gran tarea de la hegemonía nacional-popular se presentó de la mano de la democratización de la comunicación audiovisual.
El formidable ejercicio de democracia participativa que supuso la discusión del anteproyecto de la actual Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (recogiendo en la propuesta original las elaboraciones de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, discutiendo el anteproyecto en foros participativos realizados en las Universidades nacionales, incorporando los aportes de esos foros al proyecto llevado al Congreso, y logrando la aprobación parlamentaria de la Ley luego de importantes debates en el recinto) significó un salto cualitativo en el liderazgo de Cristina. Porque pudo estimular y abrir el juego exitosamente a ese ejercicio de democracia participativa. Porque superó una de las deudas más gravosas de la dictadura militar. Porque enfrentó a los monopolios de la comunicación; aquellos que han condicionado a los gobiernos y han sido un actor central en la imposición del neoliberalismo. Porque dotó a la ciudadanía de una importante herramienta legal en una cuestión estratégica para el funcionamiento real de las democracias contemporáneas. Porque puso de relieve a la comunicación como derecho de los pueblos y las personas, reactualizando la crítica jauretcheana a una libertad de empresa que se camufla de libertad de prensa.  
El despliegue concreto de la democratización de la comunicación audiovisual viene jalonado de iniciativas poderosas del gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. Mencionemos que cada Universidad nacional tiene a partir de ahora reservada una señal de televisión abierta. O el lanzamiento del Programa de Extensión Educativa “Radios Escolares-CAJ”, que funcionará en todos los colegios del país, iniciativa que involucra al Ministerio de Educación de la Nación y a la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual. Todo esto es política pública que democratiza, que traduce aquello de las “muchas voces” y “que florezcan mil flores”. El liderazgo de Cristina se refrenda en estas iniciativas, que interpelan a muchos actores, apelando a la capacitación, a la cooperación, y por cierto, a la discusión política.
Todo esto se hace por cierto enfrentando la agresión y el ataque permanente de los monopolios de la comunicación, que atentan contra cualquier avance en el proceso de democratización real de nuestras sociedades. Así esos monopolios invisibilizan las mejores iniciativas gubernamentales, demonizan a los dirigentes y funcionarios que no ceden a las presiones corporativas, desvían el eje de la discusión hacia falsos problemas o interpretaciones maliciosas. La “batalla” (no hay otra forma de llamarla) contra esas operaciones mediáticas, encaradas con firmeza por nuestra Presidenta, es otra clave de su liderazgo y predicamento popular. Su valentía e inteligencia ha conmovido miles de conciencias, que aportaron al sólido resultado electoral que celebramos. Todo el proceso de esclarecimiento en torno a las concretas implicancias de la comunicación como derecho de los pueblos y las personas ha sido una suerte de magistral clase de educación política. Para tener una muestra del calibre de las operaciones mediáticas y de la manipulación de la información por parte de los grupos monopólicos basta con leer los informes que ha venido preparando la Red de Observatorios Universitarios de Medios, o también los aportes de popular programa televisivo “6,7,8”.  
De esto se trata también la recuperación de lo público: de democratizar la palabra, de tornar crítica nuestra relación con la información, de capacitarse y organizarse para el desarrollo de plataformas de comunicación públicas y comunitarias. Esa convocatoria del gobierno de Cristina es oída por nuestro pueblo, y no es ajena al “Cristinazo” del 23 de octubre.

Germán Ibañez

No hay comentarios:

Publicar un comentario